Construyendo buenos inicios para la vida

 

La primera infancia es un momento único de crecimiento y desarrollo. Una buena salud y alimentación, las prácticas cotidianas de cuidado cariñoso y sensible y un estilo de crianza respetuoso son esenciales para que los niños y niñas desarrollen adecuadamente sus habilidades cognitivas y no cognitivas. Con el tiempo, las dudas respecto a la importancia de atender de manera integral la etapa evolutiva más importante del ser humano se han ido disipando. Sin embargo, en un país donde 20.5% de su población es pobre, garantizar las condiciones básicas de alimentación, salud y educación es un gran desafío.

 

El proyecto Support to MAIPI: Model of comprehensive care for early childhood se desarrolla desde hace 1 año en los distritos de Ventanilla y Turpo con el propósito de abordar esta problemática, nuestro objetivo es formar a los padres y madres de ambos distritos en desarrollo infantil temprano para que sus hijos e hijas alcancen un estado nutricional normal, desarrollo de lenguaje de acuerdo para su edad y reciban atención y cuidados basados en el afecto por parte de sus padres y madres, en comunidades organizadas para monitorear la evolución de su desarrollo integral.

 

El distrito de Turpo está ubicado en la región Apurímac a 181 km de la capital Abancay, aquí atendemos en nuestros 9 Centros MAIPI a 316 familias desde el inicio del proyecto. En este espacio fortalecemos las habilidades de padres y madres en sesiones de educación temprana, donde aprenden sobre la importancia del juego libre, el cuidado cariñoso y sensible y, además participan en sesiones demostrativas de preparación donde alimentos donde aprenden a utilizar recursos propios de la región para garantizar el crecimiento y desarrollo de sus hijos e hijas.

 

Hermelinda Pumallanqui de 31 años, tiene 2 hijos, Franco y Sayuri. La familia vive en la comunidad de Belen de Anta, distrito de Turpo. Hermelinda fue contactada por el equipo de Kusi Warma al iniciar actividades en la zona, participa en el proyecto desde que estaba embarazada de Sayuri, su última hija de ahora 6 meses.

 

En el Centro MAIPI de Belén de Anta, Hermelinda pone en práctica todo lo aprendido en las sesiones de educación temprana: baja a Sayuri lentamente de la manta con la que la sostiene en su espalda, comunicándole todo el proceso y la razón por la que realiza esa acción: “Te voy a bajar, hijita, vas a venir para adelante para jugar”. Sayuri ya se encuentra en el flexipiso colocado para la sesión, tiene juguetes alrededor y está lista para explorar. Hermelinda nota que su hija está interesada en un sonajero y por un momento piensa en alcanzárselo, recuerda lo aprendido con el equipo de Kusi Warma y acompaña de manera atenta la exploración de Sayuri, quien se moviliza gateando y finalmente coge por su cuenta el juguete.“Todo ha cambiado mucho. Antes no sabía cómo hacer jugar a mi hija, que debía hablarle, darle de lactar o cómo darle de comer”.

 

Mientras Sayuri juega, Hermelinda recuerda como este último embarazo fue diferente al primero. Gracias al acompañamiento brindado y las visitas domiciliarias realizadas por Kusi Warma, Hermelinda se alimentó adecuadamente, asistió a todos sus controles prenatales y tomó, tal como le indicaron, el sulfato ferroso entregado por el establecimiento de salud. “En mi primer hijo no tomaba eso porque las otras madres decían que no era bueno. Yo como no sabía les hacía caso, pero con las capacitaciones de Kusi Warma entendí para qué es bueno y empecé a consumirlo”.

 

Mejorando la alimentación

Sayuri tiene 6 meses de edad y ya ha iniciado la transición de la lactancia exclusiva hacia la alimentación complementaria. Este suele ser un período muy vulnerable ya que es aquí cuando muchos niños y niñas empiezan a sufrir de desnutrición; sin embargo, esto se puede evitar siendo receptivos a las necesidades de los niños y niñas, creativos en la preparación y asegurándonos de administrar los alimentos en las cantidades y frecuencias.

 

Hermelinda indica que ha aprendido a preparar diversos alimentos haciendo uso de los recursos disponibles en la zona, el día de nuestra visita ella había preparado sangrecita en puré porque sabe que este alimento es su principal aliado en la prevención de la anemia; sin embargo Franco, su primer hijo, no consumió sangrecita ya que era difícil de conseguir. Por aquel entonces, sus únicas opciones para acceder a este recurso era emprender un viaje de 2 horas hacia la ciudad de Andahuaylas o matar anticipadamente a sus corderos.

 

Esta era la realidad que todas las familias de Turpo enfrentaban hasta que se dio inicio a las actividades del Proyecto Piloto Elaboración de Charqui de Sangrecita en mayo del 2019. Kusi Warma conoce de cerca el proceso porque brindó asistencia técnica en las reuniones de sensibilización sobre la importancia del consumo de este alimento a las autoridades y población en general y realizó actividades de incidencia para que se destinaran los fondos necesarios para el desarrollo del mencionado proyecto. Actualmente, el equipo de Kusi Warma monitorea y evalúa el consumo de este recurso a través de visitas domiciliarias. “Las familias ya sabíamos que debíamos dar alimentos ricos en hierro por las capacitaciones que nos da Kusi Warma, pero el problema era el acceso, no se encontraba este tipo de alimento o si lo vendían era muy caro, ahora ya nos traen el charqui y nos enseñan a prepararlo”.

 

Las madres de Turpo identificaron también una oportunidad de crecimiento personal con la llegada del charqui de sangrecita a su comunidad. Muchas de ellas, además de utilizarlo como fuente principal de hierro en la alimentación de sus hijos e hijas, se organizan y preparan alimentos con charqui de sangrecita cada dos meses para su venta, aprovechando la gran afluencia de gente que se congrega en la capital del distrito para recibir el pago del Programa Juntos.

 

Enseñando aprendo más

Desde abril del 2018, Hermelinda se desempeña además como agente comunitaria de salud. Esto implica que, tras el proceso de capacitación de Kusi Warma, conoce muy bien los temas de alimentación y crianza y está preparada para compartir ese conocimiento con los demás. En una asamblea general de la comunidad, eligieron de manera unánime a Hermelinda para desempeñar este rol resaltando sus habilidades para el liderazgo y el compromiso demostrado con los niños, niñas, madres y gestantes de la comunidad.

 

Actualmente acompaña a 8 madres de su comunidad. Su misión consiste en asegurarse que los más pequeños consuman alimentos ricos en hierro de acuerdo al horario establecido, que niños y niñas consuman sulfato ferroso o chispitas y, además, observa cómo las madres administran este suplemento a sus hijos. Ella es muy consciente de la importancia de su labor, por ello, para no olvidar ningún detalle anota todo en un cuaderno, esto le permite estar atenta a señales o indicios de una mala alimentación y el posterior desarrollo de una enfermedad. “La anemia afecta el cerebro, antes a las familias casi no les importaba, ahora sí; ven que los niños mejoran cuando les dan la chispita, el sulfato o el charqui”. La comunidad de Turpo poco a poco va reduciendo sus índices de desnutrición y anemia y gracias al compromiso de personas como Hermelinda, trabaja de manera conjunta por una infancia feliz.